miércoles, marzo 19, 2008

Febrero vino y se fue

Como todos los meses desde que tengo memoria siempre me pasan los meses en medio de la espera, solo que esta vez el mes de febrero fue algo muy especial en mi vida. Dos cosas que me han dejado marcado y que no podré olvidar.

La primera, finalmente Maru estuvo en mi casa como huesped, finalmente tuve la dicha de compartir mi vida, mi casa, mi ciudad, mi familia, mi mesa y mi cama con esa mujer a la que adoro desde hace 7 años que se cumplieron precisamente este mes de febrero.
Sin duda es un acontecimiento importante para mi ya que ahora ella sabe que todo es real todo esta como siempre, ahora conoce como vivo, la gente que me rodea, mi trabajo y mis amigos, pero lo más importante, conoce a mis hijos que son la otra mitad de mi existencia.
Que gusto ver su rostro admirado contemplando los colores de mi México, caminar con ella por las calles de Tijuana, sentirla a mi lado y compartir este pedazo de mi vida. Sin duda fue maravilloso e inolvidable, ahora a planear el regreso y esta vez definitivo.


La segunda y con ella el dolor más grande que me ha traído la vida, fue el fallecimiento inesperado de mi amado hijo Jorge Eduardo de escasos 24 años y que deja tras Él a cuatro lindos hijos, mis adorados nietos.
Duele... duele mucho... Pero... ¿que ganaría cuestionando a Dios el motivo de su partida? las lagrimas han caído con abundancia, la desesperación ha llegado de golpe, una especie de rebeldía ante la muerte prematura que no debería haber sucedido.
Despues... la calma, la aceptación en silencio de lo inevitable, la oración por el hijo que ha partido... el silencio del espacio vacío que queda en el corazón.
El coraje ante tanta violencia que envuelve a esta prospera ciudad de la corrupción policiaca y los carteles de la droga.
Mientras la vida vuelve a tomar su cauce, yo trataré de sonreír algún día quizas...