En el portal de Belem se dieron cita varios personajes, cada uno de los cuales llevaba sus regalos para el divino salvador que nacia al mundo para traer la buena nueva del reino de Dios.
Estaban los pastores que le entregaron, según la tradición, requesón, manteca y vino. los angeles del cielo llevaron sus canticos de alegría y buenos deseos para todos los hombres de buena voluntad.
Los Reyes magos, le dieron oro, insienso y mirra.
Tambien estaban presentes un buey y un burrico que le entregaron su calor en aquella noche de invierno.
Ahora a dos mil años de distancia me encuentro ante ese portal y estoy con las manos vacias, no tengo regalos que entregar, mi vida no tiene nada que dar. ¿que podría darle al creador de todo?
Desde mis soledad y mi pobreza encuentro que lo único que tengo es mi ser mismo. Soloa eso y no es mucho pero eso es lo que te entrego Niño Dios, mi pobreza expresada en mis pies adoloridos por el trabajo diario en estas sucias calles de mi Tijuana.
Mi trabajo, mis sueños desgastados y mis ilusiones perdidas en algún punto de mi existencia.
Mi miseria como ser humano que no ha sabido hacer de su vida lo que soñaba cuando era un adolescente.
No es mucho para ti que eres el universo entero, pero es lo que tengo y eso te doy, y lo doy con todo mi corazón.
Mis buenos propósitos y mis firme convicción de lograr cambios positivos en la vida.
Todo esto te lo entrego con humildad y con amor.
Feliz navidad a todos los hombres. Ese es mi deseo.
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